miércoles, abril 12, 2006

Remición

Un plato de comida sin sal. Flores marengo escarchadas. Una cama angosta desordenada. Y miles de zapatillas ocultas en un cuarto que no puede extrañar.

Paredes sin memoria, historias enlatadas. Susurros completamente innecesarios, acompañan el desfile en el camino a la salida.

Pasos cortos, silencios largos. Murmullos rotos, plegarias de milagro. Ojos que clavan envidia, palabras llenas de sinceridad, conformismo e ironía, forman el paisaje final.

Primer paso afuera, con miedo, con pereza, procurando no llenar mucho los pulmones de aire sin olor a rareza.

Ojos que pelean por cerrarse, aterrados del sol que los llena. Ya no hay penas, solo queda contar los días que faltan antes de volver a este lugar.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Un refugiio, donde podemos estar tranquilos y que a veces debemos abandonar...Sea lo que sea, es nuestro lugar...Todos tenemos uno y siempre volvemos a él.

11:04 a. m., abril 13, 2006  

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