domingo, febrero 04, 2007

Cielo

Se ha puesto como meta, el cielo, para empaparse en su azul inmenso, se ha puesto como meta, el cielo, por celos al sol que es su eterno compañero.
El quiere llegar a interrumpir el regateo de miradas y coqueteos que existe entre el sol y el cielo.
Sueña cada día con alas como las de Icaro o con poder subir pidiendo uno de tres deseos; no le basta la altura de los aviones porque él quiere entre sus brazos apretar el cielo entero.
Lo vive de día, lo sueña de noche, lo acaricia con una sonrisa, lo abraza con un reproche.
No se aleja del cielo aunque éste se cubra de nubes negras y disfruta la lluvia sabiendo que si el agua se escurre brillará de nuevo el celeste que alimenta sus sueños.
Se tortura con las estrellas cual rodelas por la espalda, se aferra de las nubes como quien abraza una almohada.
Se imagina jugueteando en un naranja atardecer, regodeado al ver el sol desaparecer, como si odiara las horas que el sol se entremezcla con ese color azul Mujer.
Cielo limpio de madrugada, cielo alocado con estrellas esmeralda, cielo enmarcado en mercurio de una luna que curiosea por la rendija y el cerrojo.
Se ha puesto como meta, nadar en el cielo, nadar con el cielo, vagar por tierras inimaginables y visitar lugares llenos de hadas, llenos de magia, llenos de todo y nada.
El sueña con ser como el sol, brillar y crecer junto a un cielo cada vez más hermoso, sin importar si es de día o de noche, el sol nunca se separa del cielo y por eso él se muerde los dientes por estar en lo alto del mundo.
Cielo de miradas sabor miel, cielo embriagado en mi nombre, cielo que se aleja y no responde, cielo que me encierra en su azul.
Se ha puesto como meta, el cielo y yo...
Yo me he puesto como meta llamarla mi cielo la próxima vez que la vea.