jueves, septiembre 16, 2010

DE UN CAFÉ

Chispas en el aire, flotan como dientes de león
La ceniza afable, acaricia a fondo tu respiración
En un beso fugaz, letal, se diluye al fin mi resto de vida
Y en un camino de sol y sal, juegan risueños el perdón y la realidad

De tul y Casiopea, se visten los sueños de un reloj
La espuma de neblinas, rodea la congoja en su voz
En una caricia seca, mordaz, se derrumban sus fantasías
Y en un puñado de miel y cal, se regodean rencores y alegrías

Ninfas moribundas, ruedan por el lienzo de su tez
Mil suspiros quebrantados, acallan un intento de “perdóname”
En un abrazo claro, espeso, se marchitan un jardín de historias
Y en un adiós sin adiós, se estancan todos los olvidos y las memorias.